Como viene siendo costumbre cada veinte
de Marzo, en un pequeño lugar rodeado
por el mar hizo su aparición Branwen el
hada de la primavera y esta como todos
los años vino a conceder un regalo al
primer bebe que naciera. Esa noche,
justamente a las doce en punto, ni un
minuto antes ni un minuto después, nacía
una joven niña a la que sus padres
llamaron Vanesa. Ella, fue bendecida por
Branwen con una preciosa esencia, la de
desprender de entre los poros de su piel
el propio y vivo aroma de las fresas. Su
don llegaba, a que todo lo que con sus
manos tocara o alcanzará, lo ensalzaba y
lo irradiaba.
Vanesa, siempre huele limpia y fresca, y
transmite una gran belleza.
Siendo tan solo un bebé, entre quienes la
conocían, a sus padres siempre le decían –Que linda y dulce fragancia emana, que piel tan fina y rosada, que mirada tan tierna y delicada.