Las nubes grises escondían el
cielo, su color era el mismo que tenía mi
alma.
Sin darme cuenta perseguí los pasos de
quien caminó por el camino. Me detuve a
observar los surcos, él también andaba
solo.
Pisé sus huellas con no sé qué intención,
conjeturé sus posibles pensamientos, e
imaginé aquellas penas que quizás le
embargan, me adentré en sus sentidos y
pensé si él o ella también pensaba en un
extraño.