Hay momentos que son de retorno. Toca
girar la cabeza y mirar al suelo, ver las
huellas que fui marcando en el sendero.
Detenerse… hasta que el silencio inunda a
la mente llenándose de imágenes de un
pasado sin destino de principio incierto
que tan solo el tiempo sabe coser. Fue él,
quien unió nuestras almas y cosió con sus
propios dedos los retales del hastío.